Supongo que el talento no es algo que escoges
lo normal es que sea algo que acabe fluyendo a través de ti y que se manifiesta lo quieras o no
una fuerza que te empuja hacia una dirección ya predestinada de la que poco importa que quieras alejarte , huir o renegar
una voz interna que pica tu cerebro como un martillo y que no lo deja escapar
una corriente que erosiona todo a su paso con la excusa de servir a un bien mayor
una muerte anunciada del individuo en beneficio de una marea de testigos que consumirán - o no - lo que sea que tengas que ofrecer
Si tuviera que pensar en lo contrario al talento no escogería el trabajo , en mi cabeza mal amueblada sin persianas y con las puertas sin picaporte apuntando a las paredes del revés diría que es la vocación y la fe lo que se encuentra al otro lado del espejo
la misma que mantiene un sueño en vela que ya se ha esfumado y que es inalcanzable
en un mundo de dígitos , de números, de cuentas y de certezas
tener fe y vocación , soñar despierto
aceptar el mínimo y aguantar con las botas puestas sin ningún amago de aprobación
es revolucionario
Renunciar a cuantificar el éxito a través de cualquier otro baremo que no sea el disfrutar del propio proceso del anonimato y el exilio
no formar parte en letras vivas y sangrientas de su circo
Entre todo este drama y esta aversión
en este eterno pulso de los opuestos entre el drama y la indiferencia me gustaría pensar que hay un lugar intermedio
un rincón , no muy apartado de la carretera desde el que escuchar los coches pasar sin necesidad de cruzar al otro lado
yo no lo he encontrado y puede que nunca lo encuentre
pero quiero y necesito pensar
por mi bien
que existe
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